‘Atlas de sonidos remotos’: viajamos a los lugares más aislados del mundo a través de su música

¿Puede la música explicar la historia y la cultura de los lugares? ¿Aunque sean estos los más aislados del mundo? Este nuevo atlas lo demuestra.
¿Qu tiene que ver el grupo sueco ABBA con Chipre
Editorial Menguantes

Es de sobra sabido que la música dice mucho del lugar en el que se crea. De cómo es su forma de vida y su cultura. Por ello, es una herramienta perfecta para explicar y acercarnos a los recovecos más aislados del mundo. Eso es lo que pretendió el escritor y periodista especializado en política y música, Víctor Terrazas, en Atlas de sonidos remotos (Ediciones Menguantes), un libro en el que cuenta la historia detrás de diferentes melodías que tienen una resonancia geográfica muy concreta.

Esos lugares en los que los ritos, las costumbres, el clima, su pasado o las luchas vividas han dejado una fuerte huella en sus canciones. Ritmos submarinos, archivos sonoros ocultos en un búnker ártico, otros lanzados al espacio, el origen de Highway to hell o una rave en el Everest son solo algunas de las veintiséis que recoge. Unas historias que muestran, desde otra perspectiva, que los humanos no somos tan distintos como creemos. Que estamos todos de alguna forma interconectados. Hasta con los lugares más remotos.

¿Puede la música explicar la historia y la cultura de los lugares? ¿Aunque sean estos los más aislados del mundo?

Sí. La historia y la cultura de los lugares más aislados del mundo se pueden entender a través de su música. Algo que quería explicar a través de lo popular. Gran parte de los libros que hay de música de lugares remotos siempre se basan en música de raíces. Pero yo quería mostrar cómo conectan nuestra música con la suya, cómo aunque parezca que vivimos muy lejos, estamos interconectados. Por ejemplo, en Papúa Nueva Guinea hacen soul y rock. Sus melodías conectan con las nuestras y podemos escucharlas en discotecas en España o ir a sus conciertos.

Aparte de explicar los lugares, la música también ha servido muchas veces para conservar sus raíces. Como el caso de la isla Molokai.

Este es un caso que me intriga mucho. Hawaii es uno de los destinos más visitados del mundo. Sin embargo, Molokai, una de sus islas, no parece tener ese problema de turismo tan descontrolado. Y para que ello haya ocurrido, la música y el baile, el conocido como hula, han jugado un papel muy importante para mantener ese legado cultural.

Atlas de sonidos remotos.Editorial Menguantes

En otros lugares la música se ha usado para luchar contra el cambio climático. Como en el concierto de piano que dio Ludovico Einaudi en Svalbard (Noruega) en 2016.

Este fue un concierto creado por GreenPeace para llamar la atención sobre el cambio climático. Fue impresionante. Crearon una serie de icebergs de plástico reciclado que ponían en el propio fiordo de la isla. Y mientras interpretaba la música, se iba viendo cómo los icebergs se desprendían, creando un ruido natural muy potente. Todo ello para luchar contra el cambio climático y la subida del nivel del mar.

En Svalbard cuentas que también están creando un búnker para conservar grabaciones de todo el mundo y que no se pierdan.

Problemas como el que sufrió la migración del servidor de Myspace o el incendio producido en los platós de Universal Studios en 2008 nos muestran que, si queremos conservar la música, hay que protegerla bien. Por ello, es interesante este proyecto de búnker a 300 metros bajo tierra, donde se conservarán grabaciones de todo el mundo para que las futuras generaciones puedan disfrutar de ellas y no desaparezcan tan fácilmente.

Debajo de la tierra, pero también en el espacio. ¿Cómo es ese disco que se lanzó en la década de los 70 por si se encontraba vida más allá del planeta Tierra?

El Golden Record Voyager es un disco que se lanzó al espacio con canciones, saludos en diferentes idiomas y ruidos de la naturaleza. En él aparecen 27 temas de artistas como Stravinski, Beethoven, Chuck Berry o uno interpretado con flautas de bambú del clan Nyaura de Papúa, con los cuales intentaron reflejar la diversidad del mundo. Un hecho que muestra cómo la música es un elemento que la humanidad ha usado para conectarnos con los demás, aun sin saber si va a haber alguien al otro lado que lo recepcione.

¿Por qué celebró una rave en el Everest?

El reconocido dj Oakenfold hizo una rave en el campo base del Everest para alertar sobre el cambio climático. Él se encontraba de gira por Nepal y el Tíbet, y aparte de conectar con la música de allí y unirla a sus propias reproducciones, hizo también un documental sobre los peligros que tiene el turismo masivo y de lujo en estas zonas. La rave que montó, que era una sesión, estuvo bastante controlada y servía para denunciar esta situación.

Aparte de esto, explicas también de dónde vienen muchas canciones. Como la de Highway to Hell.

La mayoría de canciones famosas están llenas de leyendas y mitos. Y Higway to Hell no podía ser menos. Una de las versiones nace de una pregunta que les hicieron a los hermanos Young sobre cómo era estar gira en carretera, a lo que respondieron que era un infierno. Otra apunta a la vida de Scott, en referencia a una de las autopistas más famosas de Sídney. Una carretera que tenía que recorrer para llegar a sus pubs favoritos.

El interior del libro 'Altas de sonidos remotos'.Mockups Design

¿Qué tiene que ver el grupo sueco ABBA con Chipre?

ABBA se ideó allí, mientras los cuatro integrantes disfrutaban de once días a gastos pagados en un complejo vacacional. A cambio, solo tenían que dar un concierto a los soldados de la ONU que estaban allí destinados. Ese fue su primer show juntos. Cuatro años después, cuando conquistan Eurovisión, comienza una guerra en Chipre que hizo que muchas zonas quedaran abandonadas. El lugar que les vio nacer, el distrito de Varosha de la ciudad de Famagusta, se convertiría en un espacio fantasma.

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De esta forma, muestras que, como apuntó Desmond Tutu, las coincidencias que surgen en los lugares más remotos nos muestran que somos más similares de lo que creemos.

Ese por lo menos es el final que me gustaría que se quedara después de leer el libro. Que estamos más conectados de lo que creemos. Que hay ciertas melodías como unas chinas, pueden sonar a flamenco. O cómo el pop inuit suena a un elemento de lo que podríamos considerar música occidental. Cómo nos ayuda a conectarnos y a entender a otras personas.

Atlas de sonidos remotos, el nuevo libro de Víctor Terrazas.Editorial Menguantes

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