Viajar sola: ellas son las que más lo hacen

Los datos confirman que los viajes en solitario están en auge y que son las mujeres las que más se atreven a hacerlo.
Viajar sola mujer navegando por el río a solas en Filipinas
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Carla Mouriño me coge el teléfono desde Panamá, donde acaba de aterrizar tras pasar un mes y medio viajando sola por Brasil. Tras la pandemia decidió coger la maleta y convertirse en nómada digital. Hoy ya lleva dos años recorriendo mundo sin necesidad de ir acompañada. Pero su caso no es único. Los datos han confirmado que el viajero solitario ya no es una excepción y que son ellas las que más se atreven a hacerlo.

“No sabes la cantidad de veces que he escuchado: ¿pero no tienes miedo de viajar sola?”, me cuenta Carla, que ya ha recorrido a solas Filipinas, Colombia, Argentina, Uruguay, Tailandia, Laos, Indonesia, Guatemala, México y ahora Brasil. “Es el comentario más habitual. Sin embargo, soy consciente de que soy mujer y viajo sola, el miedo y la duda siempre están ahí, pero lo hago igual. Me compensa y me ha traído experiencias que sé que de otra forma no habría podido vivir. Al final la clave está en hacerlo con cabeza", añade.

Estos miedos, además de por la demostrada menor seguridad personal que sufren las mujeres por su género, quizá tengan que ver también con la falta de referentes de mujeres viajeras. “A mi me faltaban historias de mujeres que viajan solas antes de irme, pero cuando te lanzas compruebas que no es así”, dice Carla. Es más, la historia le da la razón, porque, como en otros tantos ámbitos, siempre ha habido viajeras solitarias.

Pero desde el siglo XIX hay constancia de grandes mujeres que se aventuraron sin compañía. Lo hizo Gertrude Bell, hija de un magnate inglés del metal que se adentró en Oriente Medio como arqueóloga, arabista y escritora. También Isabella Bird, a quien su familia, tras un diagnóstico de “cuadro nervioso indefinido”, animó a recorrer a Australia, Hawái y Estados Unidos. O Nelly Bly, que consideró que podía mejorar la marca de Julio Verne dando la vuelta al mundo en menos de 80 días. Se largó sola desde Manhattan con una pequeña maleta y un abrigo y regresó 72 días después.

La surfista filipina Jessah Agudo.Ronron Sabe (@shootbyaaronf)

Ya sea por elección propia o porque el momento vital no hace posible contar con un compañero de viaje –por no tener pareja, porque resulta imposible cuadrar vacaciones con amigos o por no coincidir en los gustos viajeros–, los datos confirman esta tendencia creciente del viajero solitario. De hecho, el pasado 2022 una de cada cuatro personas planeaba aventurarse en solitario, según un estudio publicado por la agencia global de marketing MMGY Global, especializada en viaje y turismo. Y según el último informe de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), en 2019 un 65% de mujeres había viajado sola en los últimos años. Es más, España era entonces el tercer país en que más viajaban solas, tras Estados Unidos y Reino Unido, según publicaba la tecnológica de viajes Kiwi, que marcaba en el mapa Londres, París, Atenas y Nueva York como algunos de los destinos más populares entre las mujeres viajeras.

“Yo igual estoy sesgada, pero sobre todo me encuentro con gente de entre 26 y 32, que trabajan en remoto”, cuenta Carla. Operadores de viajes con desconocidos, como WeRoad o Solo Female Travelers confirman que ellas se decantan especialmente por los destinos culturales y de aventura.

Que actualmente haya más mujeres que deciden viajar en solitario se puede deber a tres grandes razones, detalla la psicóloga Inmaculada Martínez Sanchis:

  • En las últimas décadas, ha habido un cambio significativo en las actitudes sociales hacia la independencia y la autonomía de las mujeres, lo que ha contribuido a un aumento en el número de mujeres que viajan solas.
  • La seguridad y los destinos elegidos en los que los riesgos son controlados pueden ser un acicate para realizar viajes en solitario. Las guías, app de seguridad, y comunidades de viajeros conectados por las redes son herramientas que facilitan la planificación de los viajes, y proporcionan seguridad a las viajeras.
  • Las mujeres actualmente tienen una mentalidad independiente en la que no consideran que su género sea una limitación. Son autónomas y con capacidad de autogestión. Viajar en solitario es una oportunidad para explorar su propia identidad, desarrollar habilidades de resolución de problemas y superar sus miedos.

LOS BENEFICIOS DE VIAJAR EN SOLEDAD

“Si bien no todas las mujeres se sienten cómodas viajando solas, aquellas que lo hacen pueden experimentar una amplia gama de beneficios, incluida una mayor autonomía, confianza en sí mismas y conexión con el mundo que las rodea. En última instancia, el viaje en solitario es una experiencia personal y única que puede enriquecer nuestras vidas de formas que van más allá de las diferencias de género”, añade la psicóloga.

Hay dos motivos clave por los que el viajero se decanta por viajar en soledad: flexibilidad y conocimiento personal. Señala Inmaculada que “cuando se viaja solo hay una gran libertad de acción, no hay que negociar con un grupo qué planes hacer ni dónde ir, hay total libertad de movimiento. Tampoco hay que cubrir las expectativas de los demás, solo hay que alcanzar las propias metas marcadas para el viaje por el individuo”. Confirma Carla que al viajar sola “en todo momento decido yo dónde quiero ir y lo que quiero hacer. Al estar sola ves lo que te llama y lo que te gusta, comes donde quieras y te organizas sin dar cuenta a nadie más”. Además, y quizá aquí está el quid de la cuestión, “me ha aportado vínculos y momentos creados para mí”.

Esto es como los tatuajes, una vez que lo pruebas no puedes parar”, se ríe Carla. “Hay algo muy bonito en hacer algo que da un poco de miedo pero que estabas deseando. No te cambia el destino, sino tu decisión. Es algo valiente, algo que no te hubieses imaginado. Yo quiero dar la vuelta al mundo y la valentía de hacerlo es adictivo. Además, al final incluso tumbas prejuicios”. Y es que viajar en solitario “es también una forma de alcanzar autoconfianza y para adquirir y aprender estrategias para resolver retos como pueden ser, por ejemplo, la barrera del idioma, la navegación en entornos desconocidos y la toma de decisiones en solitario”, añade Inmaculada.

Ver fotos: las viajeras de nuestras vidas

EL MAYOR OBSTÁCULO: LA SEGURIDAD PERSONAL

No se puede negar la evidencia, y la seguridad personal representa el mayor obstáculo a la hora de viajar sola. Lamentablemente seguimos en un mundo donde ser mujer en algunos países sale caro. Pero como bien dice Carla, “como todo en la vida hay que hacerlo con cabeza. Yo recomiendo seguir la propia intuición, hablar con otras chicas antes de embarcarse en un destino y buscar información previa, tener referencias de donde ir o que hay que evitar… Y yo personalmente, evito la noche, llevo varias tarjetas, tengo siempre internet y la gente sabe donde estoy". De hecho, cada año se publica la 'Wander Women Index', una lista elaborada por la agencia de viajes Ampersand en la que se ponderan y analizan los mejores lugares para viajar sola teniendo en cuenta variables como la seguridad o los derechos de las mujeres conseguidos. Por si sirve de inspiración para ese primer viaje sola, Japón encabezaba la lista el último año.

La soledad no es para tanto (no siempre).Unsplash

LA SOLEDAD NO ES PARA TANTO

Claro que el viajero solitario pasa mucho tiempo consigo mismo. “Siempre en el camino vas a conocer gente y pasar momentos maravillosos, pero también vas a tener días en que estés completamente sola”. Viajar es el oficio de la soledad, como bien titulaba nuestro colaborador Juanjo Herranz, pero estar solo no es algo negativo. En estos tiempos de vorágine, donde todo está planeado y las horas del día parecen acortarse a la mitad, es vital para el bienestar aprender a compartir tiempo con uno mismo, a escucharse y a hacerse preguntas. El auge del turismo del bienestar, con los retiros espirituales a la cabeza, deja más que claro que hay una carencia en el autocuidado. Y pasar tiempo viajando sola es una cura natural.

“Da miedo pasar tiempo contigo, quizá es porque no te gusta lo que vas a escuchar…”, reflexiona Carla, que añade que, al final, el estar sola “hace que la excusa se convierta en curiosidad. Resulta un proceso emocional espectacular”. Crecimiento personal se llama.

Los beneficios psicológicos de viajar son un hecho, y que ellas buscan más conocerse a sí mismas que ellos, también. Quizá por eso las mujeres que viajan solas superan en porcentaje a los hombres. Confirma Inmaculada que un viaje solitario “es una oportunidad de reflexión y autoconocimiento, y puede ser muy enriquecedor. Es un tiempo de estar en contacto con uno mismo sin vínculos personales distractores. Se puede convertir en un momento de poner las ideas claras y ver las cosas en perspectiva”.

Y AL FINAL NUNCA ESTÁS “TAN SOLA”

“Yo he comprobado que cuando vas con alguien, sin querer, te cierras y solo compartes esa experiencia con la persona que te acompaña. Al verte sola, sin querer, te abres a descubrir a otras gentes viajeras así como a locales”, cuenta Carla. Además, las redes sociales juegan hoy un papel importante. “Cuando viajé a Tailandia, llegué a Bangkok y me habían perdido la maleta. Ahí estaba con ropa de invierno en un lugar con 40º. Me compré un vestido, lo primero que encontré, que era horrible por cierto. Pero cuando subí a Instagram una imagen y conté lo que me había pasado, un amigo me conectó con un amigo suyo que vivía allí, y Lucas no solo me acogió, sino se convirtió en amigo. Con las redes ya no estás tan sola, siempre hay alguien que conoce a alguien".

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De hecho, la teoría de los seis grados de separación confirma esta historia. Ya en la década de los treinta, Frigyes Karinthy habló de que toda persona puede estar conectada a otra en todo el mundo mediante una cadena de personas conocidas que no supera los cinco intermediarios. Lo de que el mundo es un pañuelo se dice por algo. Al final, cada persona puede llegar a conocer, de media, a unas 100 personas. Si cada una de estas personas se relaciona con otras 100, cualquiera puede ser capaz de contactar con 10.000 personas más. Si cada una de estas 10.000 conoce a otras 100 personas, la red se amplía hasta el millón. ¿Tranquiliza, verdad?

EL PLAN B: SOLA PERO CON DESCONOCIDOS

Si la vorágine de emociones te supera, existe una opción perfecta para ese primer viaje sola: hacerlo junto a desconocidos. De hecho, casualidad o no, en este tipo de viajes también son ellas las que representan el mayor porcentaje de presencia. Dice Laura Pérez, country manager de WeRoad España, que en sus grupos el 60% son viajeras.

Que sean más mujeres que hombres quizá se deba "a la curiosidad y a las ganas de conectar. Además, en el sector del turismo trabajan más mujeres que hombres, por algo será", añade. Sobre la edad es la generación millenial la que más se atreve. “Trabajamos con grupos de 25 a 35 y de 36 hasta 50. Yo creo que la mayor apuesta de estas viajeras se debe a que una vez que ya has viajado o tienes cierta edad, buscas algo más en el viaje. Buscas experiencias”.

A Nepal en furgoneta.Javier Marven

Lo confirma Alicia Bailac, que decidió unirse a un viaje con esta agencia que organiza viajes a medida con personas desconocidas pero de edades y gustos afines, para conocer Jordania. "Había viajado sola, pero siempre dentro de mi zona de confort. Irse a otro continente me causaba respeto". Coincide otra viajera de WeRoad, Berta Llanas, que llevaba un mes y medio viajando sola por Sudamérica cuando se unió por vez primera a uno de estos grupos. Aunque ambas pertenecen a generaciones diferentes, el sentimiento es el mismo: “Apuestas por este tipo de viaje por la seguridad", señala Berta. “Había países que sentía que no podía hacerlo sola, y esta forma de viajar te permite conocer y estar con gente pero sigues estando sola”.

Ambas coinciden también en que, como también decía Carla, la gente que te encuentras por el camino es mágica. “Aluciné con lo mucho que puede llegar a unirse un grupo. De hecho, de ese viaje, cuatro personas son hoy de mis mejores amigos”, dice Berta. Añade Alicia que "descubrí que con este tipo de viajes se crea un vínculo muy especial que te empodera”.

Las dos han vuelto a repetir la experiencia. Y ninguna se arrepiente de viajar sola. Señala Berta que esto “te saca de tu zona de confort, es un aprendizaje constante y además conoces a muchas personas que son afines a ti. Yo sé que si dejase de viajar me perdería tantas experiencias y emociones. Esperar a viajar solo con tus amigos es perder vida”.

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