Consejos para que viajar con TDAH sea más fácil (y hasta divertido)

Estos son los trucos que utiliza una persona con TDAH para viajar con asiduidad… y no morir en el intento.
Aviones en el aeropuerto al amanecer.
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Para muchos, irse de vacaciones una experiencia estupenda y relajante, pero viajar con TDAH puede convertirse en una auténtica pesadilla. Intentar mantenerse organizado, gestionar la ceguera del tiempo, controlar la impulsividad en un entorno desconocido… Moverse por el mundo puede hacer que las personas neurodivergentes se sientan abrumadas y superadas por las situaciones.

El déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una afección crónica con la que convive casi el 4% de la población mundial, según la OMS. Las personas con TDAH pueden parecer inquietas, tener problemas de concentración o mostrarse impulsivas y distraídas; también podrían tener otras comorbilidades, como trastorno obsesivo-compulsivo, autismo, dislexia o dispraxia, además de problemas del sueño y de ansiedad.

Si bien viajar, para las personas con TDAH, puede ser una experiencia muy estimulante, también presenta una serie de problemáticas muy específicas que pueden hacer que algo agradable se convierta en un motivo de malestar… a menos que cuentes con las estrategias adecuadas. Por eso yo, como editora de Condé Nast Traveller UK con TDAH, he hecho una lista con mis principales trucos para que viajar sea una experiencia lo más relajada posible que espero que te sirvan para futuras aventuras tanto como me han servido a mí.

Viajar con TDAH puede hacer que una experiencia agradable y estimulante se convierta en un motivo de estrés y malestar.

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PLANEA CON TIEMPO

Empieza a pensar en el viaje lo antes posible. Aunque queden meses, planificar con bastante adelanto puede aliviar mucho estrés de última hora. Date tiempo para crear una lista de lo que tienes que hacer y divídela en tres secciones: antes de irte (para cosas como listas de equipaje o vacunas que tengas que ponerte), durante el viaje (para itinerarios o reservas) y cuando llegues a casa (deshacer la maleta y poner la lavadora, por ejemplo). También puede ser buena idea ponerte alarmas y apuntar en la agenda cosas relacionadas con el viaje en cuanto reservas; así te obligas a cumplir con lo que te habías propuesto y es menos probable que acabes procrastinando y dejando la planificación para más adelante.

Si subirte a un avión te da ansiedad o tienes otro tipo de necesidades especiales, este es el momento también de investigar cuál es el asiento de avión más adecuando para ti. Si te alteran las turbulencias, por ejemplo, los asientos entre las alas tienden a disfrutar de una mayor estabilidad. Muchas aerolíneas también ofrecen simulacros de vuelo para reducir la ansiedad y vienen muy bien, sobre todo para los niños. American Airlines tiene un evento llamado “It's Cool to Fly American” ('volar en American mola') en el que los niños y sus familias pueden experimentar todos los aspectos de viajar en avión antes del viaje en sí, desde el embarque a la recogida del equipaje en destino. Otro ejemplo es el Aeropuerto de la Ciudad de Belfast George Best, que ofrece vídeos que explican a fondo el proceso en el aeropuerto.

HAZ LAS COSAS ABURRIDAS PRIMERO

Tu lista del “antes” debería contar con cosas como los cambios de divisa o los límites de gasto de la tarjeta, la información del visado o la cartilla de vacunación, por ejemplo: básicamente, todas esas tareas tan aburridas que hay que hacer antes de viajar. También necesitarás ponerte en contacto con la embajada correspondiente para saber qué tienes que hacer para poder viajar con tu medicación del TDAH, ya que a veces suelen aparecer como sustancias restringidas y, por tanto, puede que necesites algún documento oficial de tu médico: lo mejor es dejarlo atado cuanto antes mejor. Asegúrate también de que llevas suficiente medicamento para todo el viaje. Cuando todo esto esté hecho, date una recompensa para tener un pico de dopamina: a diferencia de las personas neurotípicas, a las personas con TDAH no les funcionan muy bien los receptores de dopamina que entran en acción cuando se termina una tarea.

DISFRUTA BUSCANDO INFORMACIÓN

Una vez te has quitado de encima la parte aburrida, tienes vía libre para hiperenfocarte en las partes divertidas del viaje. Planifica cosas que quieras hacer durante ese tiempo y empieza a reservar tour y actividades. Merece la pena investigar también costumbres locales y normas culturales, para evitarte ansiedad más adelante. Por ejemplo, en Italia algunos negocios cierran por las tardes, y en India tienes que quitarte los zapatos y puede que cubrirte los hombros cuando vas a un templo, así que merece la pena informarte antes para poder tomar decisiones al respecto. Para estar tranquilo, investiga cualquier aspecto de la vida en el destino que piensas que puede afectarte.

Cuando tienes TDAH, hacer la maleta sin olvidarte de cosas esenciales ni sobrecargarte de cosas innecesarias es un arte.

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HAZ LA MALETA COMO UN PROFESIONAL

Hacer la maleta puede convertirse en una tarea titánica, pero es posible simplificar el proceso usando una lista. Divide lo que quieres llevarte en categorías y usa organizadores de maleta o compartimentos para ordenar tus pertenencias. Que no se te olviden los imprescindibles, como la medicación, el cargador u otros objetos de confort como juguetitos relajantes que puedan ayudarte a calmar la ansiedad y el stimming. Si la idea de hacer la maleta te angustia, conviértelo en un juego para conseguir ese extra de dopamina. Divídelo todo en secciones aún más pequeñas y usa un cronómetro que puedas ver para hacer una carrera a contrarreloj (y darte una recompensa al acabar). Si quieres más consejos, lee nuestra guía para hacer la maleta teniendo TDAH.

DELEGA DONDE SEA POSIBLE

Si sabes que la parte de organización del viaje te cuesta, busca un agente de viajes o empresa de organización que pueda planificar tu itinerario: puedes pedirles que se ocupen del transporte y lo pongan todo resumido en un único documento para aliviar parte del estrés del viaje. Si viajas con otras personas, delega responsabilidades y asigna tareas según lo que los gustos y las fortalezas de cada uno, y programa una alarma en el teléfono con las horas de vuelo para quitarte la preocupación de que puedan olvidársete.

PREPÁRATE PARA TENER QUE SER FLEXIBLE

Hasta el mejor plan puede torcerse, así que, por mucho cuidado que pongas en la parte de planificación, es muy posible que haya retrasos o cambios inesperados durante el viaje, lo que puede ser todo un reto para las personas neurodivergentes. Si la perspectiva del viaje de produce ansiedad, puedes prepararte pensando qué es lo peor que puede ocurrir (que te cancelen el vuelo, por ejemplo) e investigar qué tienes que hacer en caso de que ocurra. Eliminar el elemento sorpresa del cambio de planes puede hacer que te sientas más proactivo y con mayor control de la situación. Siempre merece la pena darte más margen de tiempo para llegar al aeropuerto y asegurarte de que tienes todo lo que necesitas si pasa algo (por ejemplo, cambios de ropa, medicación, algo para picar, etc.).

GESTIONA LA SOBREESTIMULACIÓN SENSORIAL

Los aeropuertos y las estaciones de tren suelen ser lugares repletos de ruido y movimiento, lo que los hace idóneos para sobreestimularte, si eres sensible al sonido. Los auriculares con cancelación de ruido pueden bloquear parte del sonido, y algunos tapones discretos, como los Loop, te permiten bloquear las distracciones y controlar los niveles de ruido, de forma que percibas un ambiente tranquilo incluso en medio de la vorágine.

Si puedes, también sería positivo limitar tu tiempo frente a la pantalla e intentar concentrarte en una tarea a la vez (por ejemplo, pasar el control de pasaporte o no perderte en el aeropuerto) de cara a evitar la sobreestimulación. Viajar en momentos de menor afluencia (por lo general, antes de las siete de la mañana y después de las ocho de la tarde) también ayuda a aliviar esas sensaciones abrumadoras. En algunos lugares, como en ciertas terminales del aeropuerto de Heathrow, puedes hacerte con un pack sensorial, que incluye un juguete antiestrés y un llavero con tarjetas de emociones para que puedas comunicarte con el personal.

PIDE AYUDA

Los mostradores de asistencia especial de los aeropuertos ofrecen ayuda a los pasajeros con discapacidades invisibles como el TDAH y el autismo, y algunos, como el Gatwick de Londres, también cuentan con algunos empleados que han recibido una formación especial conocidos como “campeones del autismo”. Lo mejor es reservar esa asistencia con antelación, y también puedes pedir un distintivo de discapacidad invisible en la mayoría de mostradores de asistencia especial en aeropuertos grandes, lo que indica al personal que podrías necesitar ayuda o un extra de consideración durante el viaje. Muchas aerolíneas también ofrecen a los pasajeros asistidos embarque preferente, así que merece la pena informarte y reservarlo por adelantado.

Las compañías aéreas también te ofrecen su apoyo en distintas modalidades. Si eres sensible al ruido y acabas al lado de un niño que llora, por ejemplo, puedes pedir que te cambien de asiento y muchas aerolíneas, como American Airlines, lo harán si hay algo disponible en la misma clase o cabina. El no ya lo tienes, así que pregunta siempre, por si acaso.

La mayoría de gente se siente incómoda en el aeropuerto, pero para una persona neurodivergente el ruido y el ajetreo pueden resultar abrumadores.

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LOCALIZA UN LUGAR EN EL QUE CALMARTE

La mayor parte de aeropuertos tienen un lounge de asistencia dedicado a dar asiento a cualquiera que requiere ayuda por parte del personal. Estos lounges son más tranquilos que los principales, y en ellos también te ayudarán a llegar a la puerta de embarque. Del mismo modo, los lounges de las aerolíneas suelen estar tranquilos, en caso de poder acceder a ellos, y tienes la opción de pedir en el mostrador que te avisen cuando se abra el embarque en tu avión, si es que te preocupa perderlo por estar distraído.

El aeropuerto de Gatwick también tiene una sala sensorial, es decir, un espacio relajante diseñado para aquellos pasajeros que lo pasan mal en entornos nuevos. Se ubica en la terminal norte, justo después del control de seguridad, y es de acceso gratuito para los pasajeros que aterrizan o despegan desde esa terminal. Va especialmente bien para tranquilizar a los niños; la “zona de chill out” incluye cojines para sentarse en el suelo y pufs, y la “zona interactiva” estimula los sentidos usando diferentes actividades interesantes y relajantes. La terminal A del Aeropuerto Internacional Libertad de Newark tiene una nueva sala sensorial para viajeros neurodivergentes ubicada antes del control de seguridad y está preparando una segunda, pasado el control de equipaje. En la terminal C de LaGuardia, Delta Airlines tiene una sala sensorial con luz suave, pufs y un modelo de avión para familiarizarte con el viaje por aire antes del vuelo real. El Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York también planea abrir salas sensoriales como parte de su reestructuración.

ASEGÚRATE DE ESTAR ENTRETENIDO, HIDRATADO Y ALIMENTADO

Lleva todo lo que puedas necesitar para estar entretenido durante la espera en el aeropuerto, el vuelo y cualquier posible retraso: descárgate capítulos de series o audiolibros por adelantado para que el rato se te pase lo más rápido posible, lo que podría ser toda una tortura para aquellos que lidian con la ceguera del tiempo y los periodos de espera parecen no acabar nunca.

Viajar puede ser agotador y eso empeora la desregulación emocional, así que beber mucha agua y comer bien es esencial. Lleva encima una botella de agua reutilizable grande y asegúrate de llevar provisiones de snacks saludables para mantener tus niveles de energía. Puedes escoger tus preferencias alimentarias cuando reservas el vuelo, pero es buena idea llevarte algo de comida por si acaso no te gusta la del avión. Recuerda que la cafeína y el azúcar pueden intensificar los síntomas del TDAH, así que, aunque pueda ser tentador, intenta evitarlos si puedes: no harán más que aumentar tu ansiedad.

PLANIFICA ALGO DE TIEMPO LIBRE

Siempre que puedas, tómate un momento para parar y recordarte que todo va bien. Si tienes ansiedad, haz ejercicios de respiración y lleva apps de meditación o música relajante en el móvil para ayudarte a regular las emociones. Y esto sirve también durante el viaje en sí. Es muy fácil planificar demasiadas cosas e intentar verlo absolutamente todo, pero seamos realistas: no es cuestión de que acabes aún más cansado que cuando saliste de casa. Merece la pena planificar un día de spa o de tumbarte en la playa para recargar las pilas. Recuerda: no cada minuto tiene que estar lleno de actividades.

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MANTÉN TUS RUTINAS

Seguir una rutina puede ser complicado para una persona con TDAH en la mejor de las circunstancias, pero es una forma de regularte cuando estás de vacaciones. Da prioridad al sueño, el ejercicio y la comida igual que harías en casa, y date espacio para centrarte y descargar tensiones si has estado en grupo o socializando. Si es un viaje en grupo muy lleno de actividades, que no te dé apuro saltarte algunas para darte tiempo de meditar, escribir en tu diario o hacer algo de yoga… Lo que necesites para ser tu mejor versión de ti mismo.

Este artículo se publicó en marzo de 2024 en Condé Nast Traveller UK.

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