Río de Janeiro con Katia Barros, fundadora de Farm Rio

Recorremos una de las ciudades más bellas del mundo de la mano de Katia Barros, una “carioca da gema”.
Katia Barros
Leandro Fonseca

Llego a casa de Katia Barros, en Río de Janeiro, a mitad de mañana. Entre ventanales rodeados de verde y de luz aguarda ella. Como seguidora de Farm Rio no quería dejar pasar la oportunidad de conocer a la fundadora de una de las marcas cariocas por excelencia, una marca que grita identidad, y recorrer a su lado la ciudad de su vida.

Farm Rio lleva 25 años plasmando la energía de Río de Janeiro en su ropa. Vestidos de estampados, colores vivísimos y la fantasía de llevarlos puestos y sentirte un poco más cerca de la posibilidad de un verano infinito.

Katia Barros nació hace 53 años cerca de Copacabana, dónde vivió siempre. “Es la ciudad más linda del mundo, es un lugar emocionante. Es dónde siempre querré volver por mucho que viaje. Es la cidade maravilhosa cuenta Katia a Condé Nast Traveler.

Katia Barros.Larissa Kreili

UN MAPA DE RECUERDOS

Para recorrer Río con ella damos un paseo a través de la memoria y escarbamos en las raíces de una identidad fuerte, de una forma de entender el mundo. “Recuerdo a mi abuela cosiendo vestidos en casa. Ese fue el primer contacto que tuve con este universo creativo de la moda, los tejidos…”, explica Katia.

A través de ese imaginario se generó en ella un deseo de contar a través de la ropa. Algo que desembocó en Farm, que empezó siendo una parada en el mercadillo de Babilonia Feira Hype, y hoy es una marca con más de 110 tiendas en Brasil y con una proyección internacional imparable. ¿El objetivo? Llevar el color, y el calor, carioca a todos los rincones.

Farm Rio

El segundo recuerdo que asalta, porque los recuerdos siempre vienen así, a bote pronto, es el del primer Carnaval. “El Carnaval tiene una influencia muy fuerte en lo que hago porque es el momento en el que se respira libertad, en el que sólo sirve jugar y divertirse, en el que se permite la alegría sin frenos” desarrolla. La ropa de Farm está al borde de ser una “fantasía” y grita a los cuatro vientos que las personas pueden ser lo que ellas quieran.

Y, sin duda, la playa como algo que fue y que sigue siendo. “La playa en Río es parte de la vida diaria: no como un evento (ir a la playa) al que se acude, sino el lugar que siempre está presente. Volvía del colegio y pasaba por la playa, ahora voy al trabajo y paso por la playa… es una forma de vivir más relajada, más sin maquillaje, con el pelo mojado, las Havaianas y la sal en la piel”.

Farm Rio

Katia siente la playa como parte de lo que son y quiere que Farm Rio sea también eso, un homenaje a quitarse cualquier impostura, a la belleza más natural. Nos cuenta que sus diseños son como una flor en el pelo, algo que embellece y con delicadeza otorga ese “algo” que atrae todas las miradas.

La memoria de la familia, la experiencia a través de la alegría del carnaval, y el entorno, con la playa en el centro, conforman una realidad de la ciudad que supura cada esquina.

Farm Rio

UN MAPA DE RÍO

De la inspiración nos movemos al presente en un intento de hacer tangibles todas estas emociones. ¿Un día perfecto de Katia en Río de Janeiro? Haría sol, por supuesto. Iría a un partido del Flamengo-Fluminense en el Maracaná, ganaría el Flamengo, también por supuesto. Habría playa y habría churrasco con amigos. Quién no querría apuntarse a ese sábado de verano.

Si hablamos de comida, Aprazível, en Santa Teresa, le tiene el corazón robado: “comida brasileña, buenas caipirinhas, música increíble y una de las mejores vistas de Río”. El Braseiro da Gávea, un clásico carioca para comer picanha, farofa, linguiça y unos chopps helados riquísimos.

Farm Rio

“Admiro además a dos chefs que creo que lo están haciendo muy bien: Felipe Bronze, es osado, creativo, en su restaurante dos estrellas Michelin vives una experiencia interesante y Pedro de Artagão, un chef muy emprendedor que tiene varios proyectos, entre ellos, Boteco Rainha, donde siempre que voy como genial” me explica. Cerramos con Labuta Bar, un sitio para disfrutar en la calle (cómo no).

Le preguntamos que si tuviese que ver Río desde arriba dónde iría y ganan tres: el restaurante Bira, el Mirante do Arvrão y la piscina del Fasano. Ver Río desde arriba es aspirar a la inmensidad, no hay que perdérselo.

Farm Rio

¿Y dónde comprar? –además de en Farm Rio, claro–. Katia apuesta por Pulsa y por Pinga, ambas tienen distintos diseñadores locales e internacionales con una impronta muy original. Para los muebles es fan de buscar tesoros en mercados y tiendas de las que no recuerda el nombre. Y justo ahí, en los mercados, sucede la expresión cultural carioca por excelencia: en la Feria do Lavrario o en la Feria de Troca encuentras antigüedades.

“Un domingo cualquier en una plaza de repente te encuentras con un espectáculo musical maravilloso”, sigue contando Katia. En cualquier esquina despierta el ‘choro’, esa música que hace que ocurra todo, que provoca la celebración, lo inevitable.

Farm Rio

La diversidad de los habitantes de la ciudad carioca, la convivencia entre comunidades de distinta índole y origen determina una influencia indiscutible en el lenguaje, la moda y la cultura. Río no se entiende sin sus diferencias ni tampoco sin su playa, sus mercados, su luz, su erotismo desenfadado y provocado por la ligereza con la que se vive.

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Katia se emociona cada vez que vuelve a aterrizar en Río de Janeiro. “No encontré nunca nada igual a esta ciudad mágica”, acaba relatando con los ojos brillantes esta carioca da gema’. Cerramos con una sonrisa y un abrazo este viaje al sueño del verano eterno. Que sí, que existe y está en Río de Janeiro.

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