“Al igual que el arte, que necesita la visión del espectador para terminarse, CLARO Couture se materializa cuando una mujer usa una de las piezas”, afirman desde la firma sevillana, fundada en 1983. Más de cuatro décadas después, CLARO Couture sigue teniendo claro su objetivo: “diseñar y coser para esa estrella que toda mujer lleva dentro”.
Su filosofía y valores siguen intactos, pero ha llovido mucho durante estos 40 años, y ya sabéis lo que dicen, “la lluvia en Sevilla es una maravilla”. Hoy, Fernando y Beatriz Claro, padre e hija, siguen creando prendas exclusivas para momentos especiales y su firma ha crecido hasta convertirse en una de las más importantes de la moda española.
Actrices, cantantes y celebrities lucen los diseños a medida de CLARO Couture en innumerables alfombras rojas y eventos y muchas mujeres eligen la firma para convertir en realidad su vestido de novia soñado.
Fernando ha encontrado en Beatriz su mano derecha y sucesora. Y es esta mezcla de talentos, de la vieja y la nueva escuela, la que los ha llevado al éxito. A la confección a medida se unió a finales de 2019 una nueva línea, NEW CLARO, que ellos definen como “ready to sell” o “demi couture” y que incorpora colecciones cápsula. ¿Su último reto? El salto internacional.
Hablamos con Beatriz y Fernando sobre los cuarenta años de la firma, su proceso de diseño a cuatro manos y, por supuesto, su ciudad, Sevilla.
CONDÉ NAST TRAVELER. ¿Cómo nació la marca?
FERNANDO CLARO. Yo llevaba una exposición de azulejos, pero no me llenaba. Salía a mediodía corriendo y me ponía a pintar en mi casa. Al final, decidí montar una tienda y junto a mi mujer, Charo, empezamos a vender tanto ropa que comprábamos a otras marcas como la que fabricábamos nosotros mismos. Como vendíamos más de esta última que de las otras firmas, decidimos crear nuestra propia marca.
BEATRIZ CLARO. Además, hay que decir que mis tías por parte de madre son todas costureras y gran parte de la familia de mi padre eran sastres. De hecho, cuando mis padres se fueron a casar, mi padre ya eligió con mi madre el diseño del vestido.
F.C. Efectivamente, la respuesta típica del diseñador que se ha criado en un taller, en mi caso es cierta. Mi prima Isabel vivía en casa de mi abuela y tenía su taller. Recuerdo que cuando era niño iba allí por las tardes. Además, ¡mi padre se llamaba Sastre de apellido! y antiguamente los apellidos se ponían según las profesiones de las personas.
CNT. ¿Cómo ha evolucionado la marca? ¿Qué ha cambiado desde los inicios y qué habéis mantenido?
B.C. Lo que funciona no se cambia. Esto es así. Creo que eso debe ser una premisa en todas las empresas. Pero sí que nos adaptamos a las nuevas tecnologías y todo lo que el mundo va ofreciendo y que puede hacernos crecer como empresa. La verdad es que la transición ha sido bastante orgánica. Hace cuatro años, mi hermano Fer entró en la empresa y entonces definimos una estrategia y un objetivo concretos. Anteriormente, habíamos ido como sobre la marcha, viendo qué cosas funcionaban y qué cosas no.
F.C. Es cierto, antes solo hacíamos costura a medida (novias, madrinas, eventos importantes, etc.), por lo que no había que comunicar tanto. La gente nos conoce y viene a tu casa a hacerse ese vestido que necesita para un evento. Pero, como dice Beatriz, hay que irse adaptando.
B.C. Y sobre todo, debemos apuntar que durante un tiempo esto no ha dejado de ser un autoempleo, por llamarlo de alguna manera. Pero llega un momento en el que la empresa se convierte de verdad en una marca, no en un diseñador local en Sevilla que hace vestidos a medida, sino que verdaderamente se convierte en una marca con una estrategia en ventas, con un objetivo y con una internacionalización, proceso que empezamos el pasado año. Hicimos nuestra primera incursión en Estados Unidos y ahí seguimos. Nuestro objetivo es seguir creciendo y mantener la parte de la costura a medida.
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CNT. ¿Y a nivel creatividad? ¿Cómo es el proceso de diseño a cuatro manos? ¿Dónde encontráis la inspiración?
B.C. Pese a que yo soy más joven, a la hora de diseñar, el universo creativo de mi padre es mucho más fantasioso y el mío es como un poco más terrenal. Cuando yo diseño, lo hago pensando en ponérmelo. La clave está en el equilibrio y nos resulta muy fácil acercar posiciones hasta llegar al punto medio.
F.C. Yo creo que cuando se trata de un desfile, es importante sorprender a la gente. Hay que arriesgar, porque después ya viene la clienta que se va a vestir y modificaremos lo que haga falta.
B.C. El show es importante, evidentemente, pero también creo que es muy importante que quien está sentado en el desfile o viéndolo desde casa, lo vea y diga: “me lo quiero poner”. En cuanto a la inspiración, suele venir porque hay un tema que me encanta en ese momento y me lo llevo a la cole, o estamos viendo unos tejidos que me alucinan y ahí arranca la inspiración. Depende de la temporada. Yo le voy enviando a mi padre bocetos desde Madrid y también nos vemos para hacer los fittings y ver lo que funciona. Siempre es muy consensuado.
CNT. Bea, cuéntanos cómo empezaste a trabajar en la empresa familiar.
B.C. El mundo de la moda (las revistas, las modelos, los shootings…) siempre ha estado presente en mi vida. Al principio entré a llevar la parte de comunicación, pero lo cierto es que lo compartimos todo. Cuando mi padre estaba planteando una colección, hablaba conmigo, me pedía opinión, íbamos al taller y me probaba las prendas… De repente, un día, me vi diseñando y me di cuenta de que me encantaba. Nunca me lo había planteado, pero me fascinó. Me convertí en la sombra de mi padre, iba por la mañana al taller y por las tardes a la tienda y con el tiempo, tomamos la decisión de que yo me fuera a Madrid como responsable de la firma en la capital.
CNT. ¿Qué es lo que más os gusta y lo que menos de vuestro trabajo?
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F.C. A mí lo que más me gusta es estar en el taller, sacando el patrón. Y después, cuando se está confeccionando, estar con las modistas y supervisar todo el trabajo. Cuando estoy con las clientas, estoy más relajado y siento una gran satisfacción al verlas irse contentas. Sin embargo, en el taller tengo que estar pendiente de que todo salga bien, pero me encanta.
B.C. A mí la prueba me estresa. Hay que tener mucho control sobre el patrón y la costura, por lo que, a pesar de llevar tanto tiempo haciendo pruebas, me pongo un poco nerviosa, aunque cada vez menos. Por otra parte, creo que gracias a mi madre, me resulta fácil empatizar con la gente. A veces me traen un look o me explican qué quieren, y sé rápidamente por donde empezar, ya se me ocurren pequeños esbozos. Es clave tener una conexión con el cliente.
CNT. ¿Cómo definirías la filosofía de la marca?
F.C. Justo el año pasado hicimos un rebranding. Cambiamos un poco el logo e ideamos dos máximas o eslóganes: “El arte de la moda” y “El arte de revelar tu brillo interior”, porque cuando te pones un CLARO brilla la estrella que llevas dentro. Parece muy cursi y muy romántico, pero es verdad. Queremos que las clientas se sientan guapas, atractivas, sexis, empoderadas. La mujer CLARO es femenina, atrevida, valiente.
CNT. ¿A quién os gustaría vestir?
F.C. A Lady Gaga.
B.C. A Cate Blanchett. Tiene un punto atrevido, pero es súper elegante.
F.C. Y a Zendaya. Es espectacular.
CNT. Fernando, en estos 40 años de trayectoria. ¿Qué es lo más importante que has aprendido del universo de la moda?
F.C. Quizá el trato con la gente, que es difícil. Lo más importante es conseguir que la clienta se sienta a gusto con ella misma. Quizá se aleje un poco del universo de la moda como tal pero me parece fundamental conectar y entender a la clienta.
CNT. ¿Cuáles son vuestros lugares favoritos de Sevilla?
B.C. La calle Triana y la Plaza del Salvador. Nos encanta ir a tomar tapas y disfrutar del ambiente. Para comer, nos encanta Casa Ozama y el japonés Nobu. Además, cuando estamos en el taller, en Dos Hermanas, solemos ir al restaurante Los Baltazares.
CNT. ¿Qué tiene Sevilla que no tenga ninguna otra ciudad?
B.C. Lo de la canción “Sevilla tiene un color especial” es real. Los colores de los atardeceres de Sevilla son impresionantes. No he visto esa luz en ningún otro lugar. Obviamente, la ciudad tiene muy buena temperatura, eso hace que la gente este alegre y apetezca salir a la calle. El tiempo es importantísimo para el ánimo de la gente. A eso hay que sumar la oferta cultural y el increíble patrimonio histórico-artístico, pero de verdad, lo que a mi más me impresiona son los colores, las luces y los atardeceres, son un momento mágico.
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CNT. ¿Alguna novedad o futuro proyecto del que podáis hablarnos?
B.C. Estamos trabajando en el tema de la internacionalización. Tenemos varios proyectos entre manos pero todavía no podemos contar nada. Y por supuesto, la próxima colección, que presentaremos en el marco de Madrid Fashion Week.
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