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Reseña: First In: El Priorato de Trespaderne, la vida tranquila estaba en Burgos

Una antigua abadía del siglo XVI reconvertida en hotel boutique en el corazón de la provincia de Burgos. La vida tranquila está en El Priorato.
  • El Priorato de Trespaderne

Photos

El Priorato de Trespaderne

Amenities

detox
Piscina

Habitaciones

7

Imagina saltar en el tiempo a una antigua abadía del siglo XVI llena de historia en el corazón de Burgos. No es de extrañar que, siendo la provincia de España con mayor número de pueblos, se encuentre aquí el paraíso perfecto para el descanso y la desconexión de la ciudad. En el pequeño pueblo de Trespaderne, ha abierto recientemente sus puertas El Priorato, un hotel boutique que lleva el lujo y el detalle al mundo más rural, envuelto en historia, tradición y un paisaje que deja boquiabierto donde se mezcla naturaleza, Románico y buena gastronomía.

POR QUÉ RESERVAR

Porque es el lugar perfecto para ese detox digital para el que nunca tienes tiempo. Una excusa perfecta para sumergirte en la vida de pueblo más tranquila y pasear sin mirar el reloj o, simplemente, sentarte junto a la chimenea a disfrutar de una buena lectura. Porque, además, quién dice que no a una copa de vino en la terraza de la habitación viendo las estrellas en uno de los mejores cielos nocturnos del país.

Y como bonus track a una escapada perfecta, el viaje en coche desde Bilbao es un placer para la conducción y la vista, una hora larga disfrutando de carreteras vacías y de paisajes llenos de sorpresas de la naturaleza y pueblos escondidos en los que merece la pena parar.

LA HISTORIA

La historia se remonta al siglo XVII; el antiguo priorato era el lugar donde los monjes recaudaban los diezmos al pueblo, aunque la historia del edificio se remonta a cerca del año 1052, en el Reino de Navarra. En 1665, el abad de Oña, toda una personalidad de la época, decidió convertir sus restos en una casona, y así nació el priorato de Trespaderne, donde se abonaban los tributos en forma de vino, cereal y ganado y se almacenaban en los bajos del edificio.

En el siglo XIX dejó de pertenecer a la Iglesia y se convirtió en una vivienda privada; sin embargo, se fue deteriorando gravemente con el paso de los años y cayó en el abandono. En el año 2011, un incendio asoló casi todo su interior, sobreviviendo tan solo la piedra.

Como curiosidad, en el salón principal del hotel hay una pared que para la mayoría pasa desapercibida y que tiene grabadas a mano inscripciones que datan de mediados del siglo dieciséis, que reafirman ese paso de la historia en el lugar y la conexión del actual alojamiento con su herencia.

EL HOTEL

El estudio catalán Atienza-Maure es el responsable de la rehabilitación y de haber dado vida al nuevo priorato después del trágico incendio. Así, el espacio recupera la tradición y la herencia con un toque contemporáneo, donde el respeto a lo existente es la máxima, alterando lo menos posible la fachada de piedra y recuperando el interior, a través de enormes lucernarios y la restauración de los arcos y la escalera.

Un edificio que multiplica sus posibilidades fomentando una experiencia única y hedonista del espacio. Además, El Priorato ha sido galardonado en 2023 con el premio Dezeen a mejor edificio restaurado.

LAS HABITACIONES

Solo tiene siete habitaciones, así que te sentirás como en casa. Cada una con su propia personalidad, manteniendo ese espíritu castellano en su interior. La capilla y el antiguo pajar se han restaurado y reconvertido en estancias con vistas a la montaña, manteniendo su esencia y materiales originales. Protagonismo de la luz y ventanales castellanos combinados con mobiliario de época y piezas más contemporáneas que se mezclan como si se conocieran de toda la vida y crean un espacio acogedor.

Solana es la joya de la corona, una habitación ––un apartamento en toda regla–– de 60 metros cuadrados que cuenta con cocina y un acogedor salón comedor lleno de luz, enmarcado por una enorme galería que da a una terraza con vistas a la Sierra de Tejeda que invita, por supuesto, a largas sobremesas.

LA GASTRONOMÍA

Empezar el día con el desayuno del hotel es toda una declaración de intenciones; un festival de productos locales con morcilla elaborada en el propio pueblo; quesos, mermeladas, embutidos, en una enorme mesa de madera compartida con el resto de huéspedes, que invita a la conversación.

Aunque Trespaderne es un pueblo de unos 800 habitantes, no hay que pasarlo por alto en cuanto a cocina. El Mesón José Luis es un buen lugar para disfrutar del menú del día y de hamburguesas que no tienen nada que envidiar a las gourmet de la gran ciudad.

A una hora escasa en coche se puede disfrutar de la indiscutible gastronomía de Burgos. Tras paseo por la catedral burgalesa, emblema del gótico español, es parada obligada disfrutar del menú del día en El Huerto de Roque, cocina con alma y producto local de la mano de Raúl Sedano.

Si prefieres ir hacia el norte, Bilbao es la ciudad por excelencia para llenar el estómago, y una parada en Islares es obligada en esta escapada. Bajo la batuta del chef Julen Bergantiños y con un Sol Repsol 2024, su cocina es como trasladarte a una cabaña en el bosque, en un recorrido por el producto y los sabores del norte, rindiendo homenaje a sus guisos y su larga tradición gastronómica. Cuatro menús al año, uno por cada estación cuidados al máximo y con un paladar único.

LAS EXPERIENCIAS

Trespaderne como centro neurálgico es perfecto para conocer la zona. Un área marcada por el Románico y con grandes rutas de senderismo que no te puedes perder. La comarca de Las Merindades, donde se encuentra el pueblo, es Patrominio Histórico.

A pocos kilómetros se encuentra la aldea de Frías, declarada Bien de Interés cultural en 2005 y que es un salto al tiempo a un diminuto pueblo medieval. También es imprescindible pasar por Oña, donde se encuentra el Monasterio de San Salvador, o comprar mantequilla en Espinosa de los Monteros.

El legado románico tiene nombre y apellidos: desde la colegiata de Santa María de Valpuesta –donde, por cierto, se encontraron las primeras palabras escritas en castellano–– a las ruinas del Monasterio de Santa María de Rioseco.

También es un punto destacado de aventura para los amantes del senderismo y la naturaleza. Vías verdes para ir con bicicleta o andando por toda la ribera del río Jerea, en un paisaje casi de cuento que se entremezclan con afilados desfiladeros de roca. La cascada de Pedroza de Tobalina, una de las más espectaculares de España o el famoso salto del Nervión, ya haciendo frontera con Álava son algunas de las excursiones favoritas de los visitantes.

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