Viajes Semana Santa: 9 escapadas ideales para hacer con niños (+ un bonus que no te esperas)

Parques de dinosaurios, toboganes larguísimos, barcos vikingos, cohetes de verdad… Estos viajes de Semana Santa son de esos que hacen los sueños realidad, y los tienes muy cerca de ti.
Niña en el campo
Foto de Caroline Hernandez en Unsplash

Los viajes de Semana Santa se pueden convertir en esas escapadas que los más pequeños recordarán durante toda la vida. Solo hay que saber elegir: te presentamos nueve propuestas en España o cerca de España repletas de planes que harán las delicias de los niños y niñas más curiosos y disfrutones, sean cuales sean sus gustos. Y, al final de todo, una quizá menos mainstream, pero de probada eficacia para exprimir la felicidad.

1. Un paseo por Londres con Harry Potter y todo tipo de criaturas prehistóricas

El Museo de Historia Natural es una apuesta segura en la capital británica, que mantendrá a los pequeños divertidos durante una jornada completa. Pero, si verlo de día ya impresiona, dormir por la noche en él y recorrer sus galerías a la luz de las antorchas es una experiencia inolvidable. Conocidos como Dino Snores, estos eventos se celebran una vez al mes normalmente, y los pases se agotan muy rápido. No es para menos: además de descubrir el museo guiados por científicos del equipo, el ticket incluye disfrutar de un show de ciencia en directo, hacer sus propias camisetas de dinosaurios para llevarse a casa y el desayuno, tras pasar la noche en sacos de dormir bajo la ballena azul de la entrada del museo.

En Watford, a unos 30 kilómetros de Londres, se puede visitar otro clásico infalible: The Making of Harry Potter, los estudios de Warner en los que se rodaron durante diez años las ocho películas de la saga, ahora convertidos en exposición permanente. Necesitaréis un día entero para visitarlo, así que si no tenéis tanto tiempo, siempre os quedará el famoso andén 9 ¾, situado en la estación de King’s Cross.

The Making of Harry Potter os sumergirá en las películas del entrañable niño mago.

iStock. Texto: Marta Sader

Más allá de esos dos hits, la urbe londinense no decepciona, pues está repleta de actividades que encandilarán a las criaturas: preciosos parques equipados con todo tipo de columpios, librerías de cuento, jugueterías enormes, museos de ciencias… ¡Incluso los bebés disfrutarán!

2. A casa de Papá Noel siguiendo la aurora boreal

Menos gente que en Navidad, un clima mucho más propicio y ¡la posibilidad de ver auroras boreales! Todas esas razones son las que hacen que nos decantemos por un viaje de Semana Santa a Rovaniemi (Finlandia), el pueblecito lapón en el que vive Papá Noel, pese a estar un poco más lejos que el resto de destinos de este artículo.

Allí, en el Círculo Polar Ártico, entre bosques nevados y ríos de hielo podremos no solo abrazar a este adorado personaje, sino también realizar montones de actividades con nuestros hijos e hijas con verdadero sabor navideño. Se puede visitar el parque de perritos Huskies, hacer excursiones en motos de nieve o en trineos tirados por renos, tomar algo caliente entre las divertidas esculturas de nieve del Snowman World (¡y dormir en un hotel de hielo !). Y, sobre todo, visitar Santa Park, donde los elfos preparan sin descanso la Navidad mundial.

Siempre es Navidad en Rovaniemi.

Getty Images

3. Conocer a los dinosaurios en La Rioja

Quizá no sabías que La Rioja es uno de los lugares del mundo con mayor concentración de icnitas, es decir, de huellas de dinosaurios… pero lo que seguro sabes es que a los niños les encantan estas criaturas, que ellos sitúan a medio camino entre la realidad y la fantasía, entre los animales y los monstruos.

En La Rioja, aprovechando ese potencial arqueológico, hay varias atracciones dedicadas a los más pequeños. Una de ellas es la Ruta de los Dinosaurios (en Villar de Enciso, Navalsaz), con carteles explicativos y reproducciones de dinosaurios a tamaño real. Está al aire libre, así que se puede recorrer también con mascotas.

Los pequeños quedarán prendados ante estas reproducciones jurásicas

Turismo La Rioja

En Igea, por otro lado, existe un Centro de interpretación paleontológica, con restos óseos de animales como el Baryonyx y el Hypsilophodon, información y más réplicas de dinosaurios. Asimismo, el Centro Paleontológico de Enciso (el municipio en el que más huellas hay, hasta 3.000) nos invita a sumergirnos en esta fascinante disciplina científica.

Por último, también en Enciso se encuentra El Barranco Perdido, un parque de “paleoaventura” que cuenta con actividades relacionadas con la paleontología, zonas de deporte y aventura al aire libre con instalaciones como el rocódromo o la tirolina y un área de diversiones acuáticas que incluye varias piscinas y ‘géiseres’. Además, el lugar cuenta con restaurante, cafetería, zona de pícnic y aparcamiento.

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4. Viajar del cielo al espacio en Toulouse

Toulouse, tan accesible –a una hora en avión de Madrid y perfectamente conectada con España por tren y carretera– es una escapada con niños perfecta. Las razones son muchas, y abarcan las impresionantes visitas a la Ciudad del Espacio y el mundo mágico de La Halle de La Machine, lo agradable y tranquilo de sus calles, sus numerosos parques y jardines, sus excepcionales restaurantes...

Pero empecemos por el principio: ¿sabías que Toulouse es la capital espacial europea gracias a su potente industria aeroespacial? El mejor ejemplo de ello es la Cité de l'Espace ('Ciudad del Espacio'), conformada por 4.000 metros cuadrados de exposiciones repartidas en cuatro plantas, dos planetarios, un cine Imax® 3D, un simulador para caminar sobre la Luna y más de 250 objetos, desde naves espaciales hasta meteoritos y piedras traídas directamente desde la Luna.

Además, el complejo cuenta con cuatro hectáreas de 'jardines científicos' con una impresionante colección de cohetes y satélites que incluyen una Estación Espacial MIR y una cápsula Soyuz auténticas, así como un cohete Ariane 5 a tamaño real y la sonda china CHANG’E-4. En ellos se celebran múltiples talleres interactivos, incluido uno de lanzamiento de cohetes. Un sueño para cualquier niño... y para todo el que haya deseado alguna vez convertirse en astronauta.

En La ciudad del espacio, los cohetes son de verdad.

Turismo de Toulouse/L.Garcia

Antes del espacio, eso sí, los tolosanos conquistaron el cielo. Fue aquí, de hecho, donde, en el siglo XIX, Clément Ader diseñó el primer prototipo de avión, y donde, durante la Primera Guerra Mundial, Pierre-Georges Latécoère se lanzó a construir aviones militares. Más tarde, la compañía se orientó hacia la aviación comercial postal, lo que supuso todo un hito.

Es precisamente esa época de innovación la que se celebra en L’Envol des Pionniers, un museo construido junto a la histórica pista de la que despegaban los aviones de Latécoère, denominada la Pista de los Gigantes –donde también se ubica La Halle de La Machine–.

Allí hay objetos originales, una exposición interactiva, talleres para niños, un mini cine que proyecta fragmentos de películas antiguas… Y un legendario avión Breguet XIV en el que uno puede montarse y experimentar las sensaciones de un vuelo de 1924: el viento, los olores, el ruido, el movimiento, el paisaje…

¿Cómo eran los aviones antes?

L'Envol des Pionniers

Por último, pero no menos fascinante, otra joya de la corona: La Halle de La Machine, un hangar reconvertido en el increíble showroom de la peculiar compañía de teatro La Machine. La misma nació en 1999 de la colaboración de artistas, técnicos y decoradores de espectáculos en torno a la construcción de objetos escénicos atípicos.

Aquí hay de todo: máquinas que tocan media docena de guitarras a la vez, gigantescas arañas andantes y hasta catapultas de pan, que hacen las delicias de los comensales en el más que recomendable Minotaure Café.

Pero, sin duda, la atracción principal es el propio Minotauro que da nombre al restaurante, una gigantesca escultura en la que es posible subirse para dar un paseo. Y tampoco le queda a la zaga el Manège Carré Sénart, un carrusel único poblado de asombrosos seres mecánicos.

Imposible olvidar estos robots gigantes.

Emilie Eychenne

5. Ciencia, arena y adrenalina en San Sebastián

San Sebastián tiene tres preciosas playas urbanas, de las cuales dos son maravillosas para los peques. La más famosa es la de la Concha, que ha sido varias veces nombrada mejor del mundo”. Con la pintoresca isla de Santa Clara enfrente (que también tiene su pequeña playa), sus característicos toldos de rayas azules y blancas y su bellísima barandilla, es una buena opción para niños y niñas, aunque hay que tener en cuenta que suele estar muy concurrida.

La playa de Ondarreta, por su parte, es de ambiente más tranquilo y familiar, y además, está protegida de los vientos del oeste Se encuentra junto al Peine del Viento, en el barrio del Antiguo, una obra de Chillida que gustará a los txikis por sus pequeños géisers –en realidad, unas salidas de aire y agua que se abastecen de las olas que rompen contra las rocas y las esculturas–.

En ambas abunda la oferta de diversiones acuáticas: se pueden alquilar hidropedales, hacer windsurf, cursos de surf, piragüismo, bodyboard También cuentan con instalaciones deportivas, y la de Ondarreta, incluso con zona de columpios.

Playas para jugar en San Sebastián.

Foto de ultrash ricco en Unsplash

Después de una jornada de playa (disfrutable tanto si el tiempo está para darse un chapuzón como si no), podemos despertar la curiosidad de los más pequeños en el alucinante museo de ciencias Eureka!

Cuenta con siete espacios: la sala Logik, con talleres de Lego; el Planetarium; Animalia, con especies de la selva tropical, el desierto y el mar; la sala de simuladores virtuales; los jardines con miniaturas de Guipúzcoa y módulos de experimentación; el observatorio astronómico y, sobre todo, la exposición permanente.

Esta abarca una zona de energía, otra dedicada al cuerpo humano, a los sentidos, a los juegos de luz, a la mecánica, a la Tierra… Es imposible aburrirse, pues cada espacio está repleto de experimentos que pueden llevar a cabo los más pequeños y que, con seguridad, los harán ver con otros ojos las clases de ciencias.

¡Eureka!

Eureka! Zientzia Museoa /  Iván Pérez Fotógrafo

¿Otro must de la ciudad si vas con niños y niñas? El mítico y bello parque de atracciones del Monte Igueldo, abierto en 1912. Hoy, más de un siglo después, no ha perdido encanto. Para empezar, se puede alcanzar en funicular, una pintoresca rareza que hará las delicias de los pequeños.

Para seguir, cuenta con numerosas atracciones para todas las edades, que se pagan cada una por separado –solo hay que adquirir la entrada al recinto–. Algunas, como la Montaña Suiza o el Río Misterioso permiten disfrutar durante su adrenalínico viaje de extraordinarias perspectivas de la urbe donostiarra.

Importante: las atracciones cierran durante los días lluviosos y el horario del funicular cambia a menudo, por lo que es interesante visitar la web del parque para planificar la visita.

Tobogán con vistas en el Monte Igueldo de San Sebastián.

Alamy

6. Vacaciones familiares en una granja deluxe en Évora (Portugal)

Para entender hasta qué punto los más pequeños son importantes en el Octant Evora (a 20 minutos de la preciosa Évora), solo diremos esto: abrió sus puertas un Día Mundial del Niño. No fue coincidencia.

¿El concepto?: 11 hectáreas de naturaleza poblada de animales, con un hotel de lujo en su interior. También hay huertas que llevan el producto más fresco a la mesa y donde los niños aprenden, a través de talleres y experimentación, de dónde viene la comida.

Hay más: granja-escuela, prácticas con compostaje, visita a antiguas ruinas agrícolas, observación de aves, pícnics, contemplación de estrellas, paseos en globo aerostático... todo eso, sin salir de la finca.

11 hectáreas para encontrarse con la naturaleza.

Octant Evora

Además, de las 57 habitaciones del hotel, tres cuentan con literas y cinco son villas con piscina privada, enmarcadas por un área común exterior que incluye cinco piscinas en total.

Las dos principales son para familias, y hay otras tres con vistas a la llanura exclusivamente para adultos, por si os queréis relajar mientras los peques van de diversión en diversión: hay paseos etnobotánicos con especialistas; talleres de fotografía de naturaleza profesional; paseos en bicicleta por la hacienda... y un programa completo de actividades cada día, de 10:00 a 16:00 horas, que mantendrá ocupados –y encantados– a los más pequeños.

Ver fotos: 27 escapadas perfectas para Semana Santa

Así, durante las mañanas, se ofrece para los peques, además de los ya mencionados baños en la piscina y experiencias en la granja y la huerta, clases de yoga, talleres de arte y reciclaje, jornadas de cocina y pastelería... ¡tienen hasta su propio check-in! Eso sí, a los adultos también se les mima: hay gimnasio, spa con piscina interior, sauna, baño turco y dos salas de tratamientos. Y un exquisito restaurante de especialidades alentejanas con acceso a la zona lounge exterior. ¿Se puede pedir más?

Talleres para todos los gustos

Octant Evora

7. Museos para todos los gustos (y un parque de atracciones espectacular) en Copenhague

En Copenhague, los peques son más que bienvenidos. Esto, que debería ser lo normal en cualquier parte -y que, sin embargo, no lo es-, propicia que tanto el transporte público como los espacios estén pensados para las familias, y que en cualquier lugar se vea a niños y niñas interactuando tanto entre ellos como con los adultos de una manera muy especial.

La mayoría de los museos importantes, además, tienen su espacio para niños y niñas. El Museo Nacional, por ejemplo, posee una zona entera dedicada a ellos. Allí podrán descubrir de primera mano cómo se vivía en el pasado gracias a barcos vikingos, réplicas de antiguas aulas, ¡y hasta rebuscando en un baúl en el que probarse ropa propia de sus abuelos!

Por si fuera poco, el área al aire libre tiene más de 32 hectáreas que recrean las condiciones de vida típicas del período que abarca entre 1650 y 1940, por lo que alberga más de 50 granjas, molinos y casas que representan la vida rural de cada región danesa. ¡Es como entrar en una película !

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No obstante, si lo que le va a tus pequeños es emular a Vickie el Vikingo , les encantará disfrutar de los cinco barcos originales que se conservan en el Vikingeskiibs Museet (a unos 25 minutos de Copenhague) , así como de los talleres que los acercarán a la vida de estos formidables norteños.

Si sois más bien gente del futuro, quizá queráis acercaros a Louisiana, el aclamado museo de arte moderno, donde encontraréis nada menos que tres plantas dedicadas enteramente al disfrute de los peques. Allí podrán pintar, dibujar, esculpir y explorar los métodos de trabajo de artistas y arquitectos, con actividades basadas en las exposiciones de la pinacoteca.

El Museo de la Ciencia y la Tecnología (a 45 minutos de Copenhague) es tan interactivo como para encandilar a los más inquietos. Allí podrán disfrutar de originales de los primeros coches y aviones, de instrumentos científicos del siglo XIX, e incluso programar y construir robots si os acercáis en fin de semana, cuando se celebran montones de actividades para los niños/as.

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Por otro lado, el Museo Zoológico (que es parte del Museo de Historia Natural de la Universidad de Copenhague) ofrece a los pequeños la oportunidad de aprender acerca de la evolución de una manera divertida y creativa, con recreaciones de animales y esqueletos de diferentes períodos que ¡se pueden tocar!

En Copenhague también hallaréis un enorme cine 3D en forma de cúpula, de nada menos que 1.000 metros cuadrados; allí comienzan interesantes excursiones a través del espacio. Se trata del Tycho Brahe Planetarium , que también alberga una de las mayores rocas lunares en exposición en el mundo, y cuyas exhibiciones podréis explorar en español simplemente descargándoos una app gratuita.

La joya de la corona la hemos dejado para el final: es Experimentarium, un centro súper popular entre los niños y niñas de la ciudad que permite, efectivamente, experimentar con la ciencia. Tened en cuenta que el lugar es tan alucinante que su visita (¡y todos los juegos que la misma promete!) os puede llevar hasta un día entero : lo querréis probar todo, desde el túnel sensorial hasta la fábrica de burbujas, pasando por el área de construcciones, donde aprenderéis cómo se levanta un edificio. ¡Pero hay mucho, mucho más!

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Por último, pero no menos importante, no os podéis ir de Copenhague sin pasar un día en el parque de atracciones Tivoli. El lugar data de 1834, y su ambientación hace gala de una nostalgia elegante y romántica (muchas parejas deciden casarse aquí ) que querrás fotografiar continuamente.

Olvídate de música a todo volumen, de pobres espectáculos temáticos o restaurantes cutres: los Jardines de Tivoli poseen el encanto y la distinción de la realeza (de hecho, fue el rey Christian VIII quien mandó construirlos), y todos sus detalles son dignos de admiración. Y no olvidemos, claro, sus atracciones, que harán las delicias de los peques.

El parque se mantiene abierto desde abril hasta septiembre y entre noviembre y diciembre. Las entradas se pueden adquirir por internet o en la propia puerta, y merecen absolutamente la pena, aunque sólo sea para recorrer el lugar (hay un pase que permite esa opción).

En Tivoli siempre hay vida.

Gabriele Croppi/Grand Tour

8. Cumplir sueños en Disneyland Paris

Uy, qué típico, Disneyland Paris en Semana Santa… Vale, vale, lo sabemos. Pero el viaje para niños y niñas por excelencia no podía quedarse fuera de nuestra lista ahora que el parque ha sido recientemente renovado tras su 30 aniversario. Nuevas decoraciones, trajes y espectáculos, además de su primer espectáculo aéreo con drones, conforman un menú en el que bailarán y cantarán para los peques más de 30 personajes Disney, nuevas carrozas y una banda sonora única. Como la del maravilloso show de Pixar, que ofreció su primer pase el pasado julio.

Tampoco hay que perderse la reciente inauguración de Marvel Avengers Campus ni la reapertura de su hotel más icónico, el Disneyland Hotel, un cinco estrellas con todos los detalles y fantasías imaginables que abrió sus puertas el pasado 25 de enero de 2024.

Nuevo look para viejos personajes.

Sylvain Cambon

El Parque Disneyland también se ha estrenado recientemente como hogar de los nuevos Gardens of Wonder, compuestos por diez jardines temáticos diferentes. Instalados frente al castillo de la Bella Durmiente, incluyen 30 nuevas piezas de arte, esculturas cinéticas que “cobran vida” para celebrar la naturaleza y la diversidad de personajes famosos de Disney y Pixar, ofreciendo un paseo mágico.

Por supuesto, además de todo lo anterior, no hay que olvidar que el parque cuenta con más de 50 atracciones para todos los gustos que nos sumergirán en los mundos de Disney, Pixar, Marvel y Star Wars. ¿Solo tenéis una semana para visitarlo? ¡Os va a parecer poco…!

Disneyland Paris, el viaje soñado por niños y niñas de todas las edades.

Disneyland Paris

9. Felicidad en la naturaleza en Andorra

La naturaleza desborda los cuatro costados de Andorra, un pequeño país de los Pirineos con mucho que ofrecer: sus 40.000 plazas hoteleras en un territorio de poco más de 77.000 habitantes dan cuenta de la importancia que le dan al turismo y los servicios. Pero si por algo destaca Andorra es por una naturaleza proverbial, que podremos disfrutar a través de múltiples planes.

El Mirador solar de Tristaina, en el Pico de Peyreguils.

Mirador solar de Tristaina

Así, tres zonas de Andorra albergan Parques Naturales protegidos: el Vall del Madriu-Perafita-Claror, el Valle del Sorteny y los Valles de Comapedrosa. En todos ellos se puede disfrutar de rutas señalizadas (hay más de 60 en el país), zonas de pícnic y lagos de alta montaña que son hábitat de caballos salvajes y otros mamíferos igual de irresistibles.

Eso sí, como se trata de un terreno con grandes desniveles, se han diseñado unos itinerarios tematizados especiales para los más peques. Se trata de pequeñas aventuras en senderos circulares basadas en recursos naturales, como las setas, o en seres mitológicos como los Tamarros o los Menairons. Ideados como juegos de pistas, con recompensas finales y guiños a la curiosidad infantil, transcurren en preciosos entornos boscosos en los que disfrutar en familia.

¿Otra forma divertida de disfrutar del paisaje? Montarse en el Tobotronc, el tobogán en la naturaleza más largo del mundo, situado en el parque de aventuras Naturlandia: un total de 5,3 kilómetros de emociones controlables gracias al freno del trineo biplaza en el que iréis montados.

Adrenalina en un tobogán inmerso en la naturaleza.

Turismo de Andorra

Además, los grandes parques en las estaciones de esquí (Naturlandia es, además, la única estación de esquí de fondo de Andorra), más allá de la nieve, ofrecen muchas otras actividades como escalada, tirolinas, enormes hinchables, e incluso, atracciones que suman la realidad virtual a la experiencia de deslizarse en un trineo. Merece la pena visitar Mont Magic, en Canillo, aunque hay áreas similares en la estación de esquí de Pal y otros puntos de la geografía andorrana.

Y hablando de adrenalina: si no tenéis miedo a las alturas, ¿qué tal un paseo por 12 metros de pasarela suspendida en el aire, situado a unos 500 metros de caída vertical? Es lo que encontraréis en el mirador Roc del Quer, situado entre Canillo y Ordino, sobre el valle de Montaup i d’Orient.

También podéis poner a prueba vuestro vértigo en el nuevo Mirador solar de Tristaina, una estructura metálica de 32 toneladas de peso, con forma de anillo (es también un reloj solar) y 25 metros de diámetro que los visitantes pueden recorrer durante un paseo hipnótico.

10. Al pueblo de toda la vida

Sí: al vuestro, si lo tenéis, o a alguno que os ‘adopte’ en estas fechas, pues no son pocos los profesionales que propugnan que los niños como mejor se lo pasan es haciendo eso que ya conocen. Si a eso le sumamos el clima de libertad que viven los pequeños en los pueblos, donde pueden salir y entrar con mayor independencia que en la ciudad, estar en contacto con la naturaleza y jugar con otros niños y niñas, la apuesta es infalible.

Un pueblo de calles empedradas y peatonales, como Lanuza (Aragón) puede ser justo lo que necesitan.

Alamy

Entre los cinco y los diez años, los niños pueden apegarse mucho a un lugar, donde pueden estar seguros de lo que les gustará y lo que no", afirma Oliver James, uno de los psicólogos infantiles más reputados del Reino Unido. “Sentarse en el mismo burro, comer el mismo helado en la misma cafetería... Estos lugares y actividades familiares son los que forjan sus recuerdos más felices ”, explica.

Laura Górriz, directora del Centro de psicología de familias, infantil y adultos (FIA) consultada por Traveler.es, está de acuerdo con esta afirmación: “Debemos tener en cuenta que los niños de estas edades se sienten más cómodos dentro de las rutinas, que los cambios pueden incomodarles y que, en un país extranjero con culturas muy diferentes a las suyas, pueden experimentar estrés y malestar general”, analiza.

No es sino hasta la adolescencia, según afirma James, cuando comenzamos a encontrar la novedad emocionante y atractiva. Pero, incluso entonces, "los niños están hoy en día bajo tantas presiones que las asociaciones que establecen con un lugar en particular donde saben que pueden regresar y liberarse de ellas, pueden ser muy poderosas y positivas ".

Es un extremo con el que también concuerda Górriz. “ La vida de los niños en la actualidad está repleta de actividades, de tiempos rápidos para todo, y sin embargo, de falta de tiempo para descansar y relajarse. Si les ofrecemos un lugar de vacaciones estable que sea siempre el mismo, disfrutarán de ese tiempo para desconectar, para reconectar con amigos y familiares que coincidan con ellos, para repetir las actividades que les gustan y para compartir tiempo de calidad con sus padres”. En definitiva, para vivir las mejores vacaciones posibles.

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