Los viajes a veces nos provocan heridas pero no por ello tienen que acabar mal

Tomes riesgos o no, Betadine (línea amarilla) te salva de las lesiones físicas. Para las emocionales necesitarás otros remedios
Montañista en la cima
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Un viaje se sueña perfecto. Sin contratiempos ni secuelas. Pero la realidad es distinta. De hecho, es mucho mejor que la soñada. En los destinos nos esperan momentos de diversión pero también contratiempos, esos que hacen que después nuestras anécdotas sean más jugosas. “¿Te acuerdas de cuando alquilamos una bici en Berlín y tu hermana se cayó?” “En el camino de Santiago me podían haber dado el premio a los pies más doloridos. Pero qué bien me lo pasé”.

Además de las físicas, los viajes también producen heridas emocionales. Cuántas ciudades del mundo han visto pasar por sus calles corazones rotos. O destinos que fueron perfectos hasta que hemos querido revisitarlos. “Al lugar donde has sido feliz no deberías tratar de volver”, cantaba Sabina en Peces de ciudad. Estas heridas forman parte del alma del viajero, dejan poso, y pocas tienen una cura inmediata. Las de la piel, sin embargo, se pueden esfumar antes de que el viaje haya terminado gracias a un clásico del botiquín del viajero más avezado: Betadine (línea amarilla).

Es normal que en un viaje suframos alguna rozadura, ampolla o herida, pero con un poco de Betadine el viaje continúa.

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Tomes riesgos o no, elijas viajes de aventura o pausados, tener una rozadura, un corte, ampollas o quemaduras leves es un síntoma inequívoco de que estás viviendo. Y, al fin y al cabo, ¿no tratan de eso los viajes inolvidables? Por eso, en cualquier momento y en cualquier lugar puedes necesitar ayuda de un antiséptico que cure tus heridas. Betadine es una de esas opciones: su formato de solución dérmica de 50 mililitros o su formato en gel de 30 gramos están diseñados a prueba de los controles aeroportuarios más exigentes y las mochilas más pequeñas.

Pero, ¿por qué Betadine es imprescindible en cualquier botiquín viajero? Porque es un medicamento antiséptico completo: es efectivo contra bacterias, hongos, virus, protozoos y esporas y, al mismo tiempo, ayuda a la cicatrización de tu herida. Esto es importante, ya que ¿quién sabe que microorganismos han podido infectar nuestra herida? Su principal componente, la povidona yodada, va liberando el yodo tras aplicarse: su color es inidicativo de eficacia, cuando desaparece significa que ya ha hecho efecto y que, en caso necesario, es hora de volver a aplicar el producto. Además, esto conlleva una menor toxicidad y menor irritación de la piel que otros antisépticos. O, lo que es lo mismo, te hace más agradable cualquier contratiempo.

Si no quieres facturar la maleta, olvídate del lío de los líquidos y elige este formato en gel de 30 gramos.

Cortesía de Betadine

A la hora de elegir, ¡no te confundas! Existen otras soluciones de povidona yodada que se llaman biocidas y nada tienen que ver con Betadine, ya que están indicados solo para desinfectar piel sana (sin heridas). De hecho se venden en supermercados porque no son medicamentos y, por lo tanto, no curan heridas, quemaduras leves, rozaduras o ampollas como lo hace Betadine. Por algo este antiséptico lleva ya más de 50 años asegurando a viajeros de todo el mundo que puedan disfrutar su viaje sin preocuparse de las heridas.

Fuente:
FT Betadine solución dérmica
FT Betadine gel