Fundada por Emilie Crickx y Valentine Witmeur, Rhodée Swimwear es una marca de trajes de baño sostenibles diseñada en Bélgica y producida en Portugal.
“Elegimos la tela más cualitativa para que los bañadores duren mucho tiempo. En términos de sostenibilidad, eso es fundamental”, defiende Emilie. Y continúa: “Si la industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo, es el momento de pensar en vestirse de manera diferente. Pagar un precio justo, comprar menos pero mejor, saber elegir, huir de las tendencias y de las rebajas a toda costa…”.
Así, aportando una nueva originalidad y un soplo de aire fresco, la firma belga celebra la silueta femenina, con un enfoque único y una estética moderna.
“Antes, me costaba encontrar ropa para nadar con muchos colores. ¿Por qué apostamos por los estampados en Rhodée Swimwear? Porque queríamos que el traje de baño o el bikini se convirtieran en la pieza principal del conjunto. La maleta se completa con una simple camisa blanca, pantalones de lino anchos o faldas ligeras, por ejemplo. Es la forma de minimizar el equipaje ”, presenta.
Dicho esto, estaremos de acuerdo en que, si hay una sensación inigualable, es la siguiente: 24 de julio, 15:30h, después de una relajante jornada marítima, desprendiendo el perfume de la crema protectora y aún con el cabello y la piel un pelín húmedos a la par que salados, nos ataviamos con cualquier prenda encima del bañador y, ya con hambre, nos disponernos a ir al chiringuito a comer.
Bien, sabedoras de esto, la primera colección de Emilie y Valentine se llama Islas, y es todo un tributo al presente. Evoca el tiempo libre, la lectura tranquila, la despreocupación, el calor y el dolce far niente. Un poco como aquel poema de Pessoa: “Al sol siéntate. Y abdica para ser rey de ti mismo” o aquel de Eloy Sánchez Rosillo: “No hay más honda elegía que un día de verano/pero no uno cualquiera/uno de tantos/de los que se apagaron y se fueron/sino este día fúlgido de hoy/el que está sucediendo”.
Con la estación patrimonio de la alegría como hilo conductor, las chicas de Rhodée Swimwear eligieron cuatro de sus destinos preferidos a fin de traducirlos en diferentes motivos.
1. Lanzarote: Después de una sesión de fotos allí hace unos años, Emilie quedó totalmente fascinada por la diversidad de la naturaleza, los cráteres, las cuevas y la arena. “La paleta cromática en neutros se basa en los paisajes desérticos, y la gama pastel nos recuerda al clima subsahariano. Los campos de lava son un cambio de escenario real al explorar esta belleza, justo frente a la costa marroquí”, explica.
2. Zanzíbar: su sello es tan brillante y optimista como el mismo Zanzíbar. Las interminables playas de arena blanca con cocoteros son prácticamente tangibles en este diseño. “Observado de cerca, salen a relucir el excepcional arrecife de coral y la exuberante vegetación. La reproducción expresa una población profundamente multicultural, lo que hace que esta isla sea tan exótica”, detallan.
3. Islas Andamán: están al noreste del Océano Índico, que cuenta con 556 islas, de las cuales 517 están deshabitadas y aisladas en el mar abierto. Están altamente protegidas y muy resguardadas del mundo exterior. “El dibujo se basa en el laberinto que forman, desde el punto de vista de un pájaro, los manglares en las aguas someras y su hermoso ecosistema. Los colores originales se han desplazado a los que lleva la rica vestimenta de la gente de la India, país al que pertenece el archipiélago”, comenta.
4. Ibiza: “Valentine ha estado yendo desde que tenía 6 años, dice que le ayuda a recargarse. Esta colección está inspirada en la enredadera de Buganvilia que florece en verano en las partes más remotas. Al agregar los cactus, la propuesta se volvió menos dulce y adquirió carácter”. Realmente, contrasta con los otros looks, que son más ligeros, aunque lo cierto es que los tonos oscuros son favorecedores para todos los tipos de cuerpo y piel, incluso los más claros.
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Y es que, a veces, no se trata de los lugares, sino de la mirada que depositamos en ellos. Para Emilie y Valentine, que viven en Bruselas porque “es agradable, la gente es amigable y la calidad de vida es excelente”, viajar es “descubrir, curiosear, abrirse, desafiarse a uno mismo, inspirarse y entender”. Sin embargo, a título personal, no son partidarias de volver a los mismos sitios, al mismo tipo de vacaciones, como si se tratara de la película Groundhog Day (Atrapado en el tiempo). No, su sueño es visitar tantos países en el mundo como sea posible”.
Haciendo memoria, Emilie reconoce que su mejor viaje fue a Noruega, en una furgoneta junto a su novio, ahora marido. “Me propuso matrimonio en las Islas Lofoten. Fue increíble destapar todos esos paisajes. Ay, Noruega es demasiado bonita. También me encantó México y las casas del arquitecto Luis Barragán, que fueron una gran fuente de inspiración para renovar mi casa”.
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Visto su buen gusto, es inevitable preguntarle por sus hoteles preferidos. La respuesta: Son Blanc, en Menorca. Buena Vista, en Lanzarote. Corazón, en Mallorca.
BONUS TRACK: BRUSELAS POR EMILIE CRICKX
“En cuanto a restaurantes, me encantan: Le 203, que es un imprescindible para mí; Fernand Obb, para degustar la buena comida belga (sus croquetas de camarones son buenísimas); y Flamme, que ofrece platos para compartir. Mis cafeterías favoritas son Seven; Honest; Mok; y Buddy Buddy. Para ver arte, apuesto por la Fundación Boghossian; Wiels; Mima; el Museo del Diseño de Bruselas; y Maison Hannon. ¡Ah! Y The Hoxton Hotel acaba de abrir en la ciudad, ¡es genial!”
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