Cuando el Séptimo Arte y la Madre Naturaleza aúnan sus fuerzas, el resultado es sublime. Estos escenarios de películas lo demuestran con creces. Porque, ¿qué habría sido de la Tierra Media sin Nueva Zelanda?
Hay varias cosas en la vida que nos ponen la carne de gallina y nos emocionan. Entre ellas se encuentran viajar y el cine. De la combinación de ambas sólo puede emerger un auténtico éxtasis para los sentidos. Las películas cuentan historias y viajar nos hace vivirlas.
Quizá uno de mis trabajos soñados, aparte del que tengo la fortuna de desempeñar actualmente, sea el de buscador de localizaciones para películas. Dar con esos lugares en los que imaginar escenas memorables que pasarán a la historia. Son sitios cuya belleza les hace brillar con luz propia, pero que en la gran pantalla se vuelven inmensos, inolvidables… Inmortales. Alimentan a la película y la película les alimenta a ellos.
Visitar estos escenarios de películas supondrán, en realidad, un doble viaje: el real y el ficticio. Y si viajar es maravilloso, hacerlo por duplicado es algo que debemos festejar. Estos son algunos de los parajes más maravillosos de nuestro mundo que han brillado con luz propia en el plano imaginario del cine…
CATARATAS DEL IGUAZÚ, ‘LA MISIÓN’ (ROLAND JOFFÉ, 1986)
Todo en la magnífica película ‘La Misión’ es una obra de arte. Desde la banda sonora, obra del gran Ennio Morricone, hasta la cruel y triste historia que narra, pasando por las magníficas interpretaciones de dos grandes de la historia reciente del cine: Robert De Niro y Jeremy Irons.
Sin embargo, nada más comenzar el film hay un enclave natural que se come, literalmente, la pantalla y acapara todas las miradas: las cataratas del Iguazú. Por uno de sus saltos más impresionantes se precipita el misionero al que los habitantes de la selva han atado a una cruz de madera y lanzado a las bravas aguas del río. Después, se abre el plano y podemos contemplar la magnificencia de esa maravilla de la naturaleza.
Las cataratas del Iguazú, cercadas por una fascinante selva, pueden ser visitadas tanto desde Argentina como desde Brasil. Para ello se han construido varios circuitos de rampas de madera que nos acercan a los principales saltos de agua, como la espectacular Garganta del Diablo.
CAMPO BASE DEL EVEREST, ‘EVEREST’ (BALTASAR KORMÁKUR, 2015)
En la cordillera del Himalaya se encuentra el pico del Everest, techo del mundo. Esa característica del ser humano que nos hace, en general, querer asumir retos y conquistar terrenos inaccesibles e inexplorados, hizo que, desde los comienzos de la historia del alpinismo, el Everest se situara en el punto de mira de todos los escaladores de prestigio.
Dominar la cima más alta del mundo era el mayor trofeo posible. Según cuenta la historia oficial, los primeros en conseguirlo fueron Tenzing Norgay y Edmund Hillary, en 1953. Desde entonces, subir al techo del planeta es algo que se ha convertido en algo mucho más comercial. Aspecto que, en parte, denuncia la desgarradora película ‘Everest’.
El film está basado en la tragedia real que sucedió en la primavera de 1996, cuando dos expediciones comerciales, de las agencias Mountain Madness y Adventure Consultants, fueron sorprendidas por una brutal tormenta el día en el que asaltaron la cima. El desastre se saldó con la muerte de ocho alpinistas.
El director de la película, el islandés Baltasar Kormákur, rodó gran parte de las escenas alpinas en su país natal, pero se trasladó al Campo Base del Everest, y sus alrededores, para grabar en el lugar en el que ocurrieron los hechos. Al verlo en una gran pantalla de cine, este paraje de la Tierra se hace dueño y señor de todo.
WADI RUM, ‘LAWRENCE DE ARABIA’ (DAVID LEAN, 1962)
La película ‘Lawrence de Arabia’ ganó 7 premios Oscar en 1963, incluyendo el de mejor fotografía. Es normal, teniendo en cuenta que parte de la epopéyica narración de la vida de T. E. Lawrence –un escritor y oficial inglés que tuvo un papel importante en la revuelta árabe contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial– se grabó en las arenas y paredes rocosas del Wadi Rum jordano. Por allí pasearon actores de la talla de Omar Sharif, Alec Guinness o Peter O’Toole, los cuales quedarían cautivados por las arenas rojizas y esos atardeceres de ensueño.
MACHU PICCHU Y EL VALLE SAGRADO, ‘DIARIOS DE MOTOCICLETA’ (WALTER SALLES, 2004)
Es complicado elegir un paraje natural entre los muchos que aparecen en la película ‘Diarios de motocicleta’, que relata el fascinante viaje que realizaron un joven Ernesto Guevara y su amigo Alberto Granado por América del Sur. En él pasan por lugares como el desierto de Atacama, en Chile, la selva amazónica o Machu Picchu, la antigua ciudad inca de Perú.
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Las escenas grabadas en el Valle Sagrado y las montañas que rodean Machu Picchu son de una belleza plástica asombrosa. Para poder disfrutar de esos paisajes históricos con toda la parsimonia del mundo, lo mejor es recorrer el sendero conocido con el nombre de Camino Inca.
KENIA, ‘MEMORIAS DE ÁFRICA’ (SYDNEY POLLACK, 1985)
Seguro que los amantes del cine romántico conocen la famosa frase con la que empieza este clásico entre los clásicos: “Yo tenía una granja en África…”. El film, ganador de 7 Oscars y que otorgó los papeles protagonistas a dos colosos de la talla de Meryl Streep y Robert Redford, narra una historia profundamente romántica, basada en hechos reales, ocurrida en Kenia.
Con la inolvidable música de John Barry de fondo, desfilan ante nosotros parajes naturales tan vivos como las reservas nacionales de Shaba y Masai Mara (aquí se realizó la fotografía que figuró en el poster oficial de la película), el río Mara (donde se grabó la inolvidable escena en la que Robert Redford lava el pelo a Meryl Streep) o las colinas de Ngong, donde se hallaba la granja de Karen Blixen, la protagonista real de la historia.
ALASKA, ‘HACIA RUTAS SALVAJES’ (SEAN PENN, 2007)
‘Hacia rutas salvajes’ es una de esas películas que nos hace salir del cine con ganas de viajar y vivir aventuras. Todo ello a pesar –¡cuidado, aquí hay spoiler!– de su trágico final. El film, basado en la historia real del joven estadounidense Christopher McCandless, nos lleva a vivir una lucha contra la sociedad establecida y la búsqueda del retorno a la vida salvaje y en libertad, estando en total comunión con la naturaleza.
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En la gran pantalla podemos ver lugares tan bellos como los bosques que rodean al lago Tahoe o el río Colorado, por el que Chris desciende en kayak. Sin embargo, el lugar que más atrapa nuestra atención es la indómita Alaska. Las imágenes del Parque Nacional de Denali nos muestran una flora y fauna verdaderamente únicas, poniéndonos en la piel de un McCandless que llega a llorar al poder contemplar tanta belleza en estado virgen.
NUEVA ZELANDA, 'EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, '(PETER JACKSON, 2001-2003)
Nueva Zelanda es uno de los países más bellos del mundo. Así, además, lo consideraba uno de sus directores autóctonos más laureados a día de hoy, el gran Peter Jackson. El director se enamoró del ‘Señor de los Anillos’ desde bien joven y en su cabeza siempre tuvo la meta de conseguir crear una película que representara fielmente el mágico mundo de la Tierra Media y la fascinante historia elaborada por J. R. R. Tolkien.
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El reto no era sencillo, pues requeriría de técnicas avanzadas de efectos especiales que no comenzaron a estar disponibles hasta el principio del nuevo milenio. Cuando el proyecto comenzó a cobrar vida, Jackson comenzó a buscar localizaciones. Sin embargo, no tardó mucho en darse cuenta de que su propio país era la Tierra Media. Porque Nueva Zelanda presenta una gran variedad de paisajes en una extensión de tierra relativamente pequeña.
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Así, lugares como las montañas de los Alpes del Sur; el Parque Nacional de Tongariro, de inconfundible aspecto lunar y donde se halla el volcán que representó al Monte del Destino; las suaves colinas tapizadas de verde de Matamata, que escenificaron a la perfección la tranquila Hobbiton, donde habitaban Frodo y Bilbo Bolsón; el impresionante cañón por el que fluyen las aguas del río Kawarau, que en la gran pantalla era el río Anduin; o la cima del Monte Sunday, desde la cual se puede admirar el bellísimo paisaje de las tierras de Rohan, son sólo algunos de los ejemplos de uno de los mejores ejemplos de cómo cine y naturaleza forman la pareja perfecta.
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