Pocos hoteles logran consolidar su idiosincrasia tan solo unos meses después de abrir las puertas al público. Grand Joanne lo ha conseguido siendo fiel a las coordenadas que desde un primer momento ha elegido para orquestar una identidad en donde abunda la singularidad, con una voz femenina que invita a apreciar la belleza de la calidez y la imaginación sin límites de una flamante ciudad como Copenhague.
En el corazón del barrio de Vesterbro, Grand Joanne entreteje su espíritu indómito. Y son precisamente los espíritus de semejante índole, aquellos que se sirven de la inspiración más intrínseca en pos de perpetuar un apasionado modo de ver y explorar el mundo. Claro que estamos haciendo referencia a las mujeres y sus vastas leyendas.
Y para ser una leyenda no hace falta gozar de reconocimiento a nivel mundial. Las leyendas cuyo legado trascienden de generación en generación se caracterizan por derrochar aprendizaje, por derrochar amabilidad. Personas que convierten el anhelo de viajar por el mundo en su tesoro más preciado. Joanne es una de ellas, una de las tantas mujeres que ha inspirado este paraje capaz de evocar sensaciones en torno al diseño, la calidez y la feminidad.
GRAND JOANNE, EL RENACER DE UN HOTEL
El contraste entre aterrizar en Copenhague y sumergirse en una de las suites de Grand Joanne se vuelve tan contradictorio como complementario. Llegar a Copenhague es un lujo, es una perfección que se cristaliza en los detalles, y vale, sé lo que podrán pensar de la perfección, que puede aburrir, que puede resultar monótona… pero qué sucede cuando sobrevaloramos la perfección… cuando sobrevaloramos el contraste que se suscita entre ‘una urbe perfecta' y un hotel cuyo renacer ofrece un billete de ida al uso y disfrute de los rincones de la ciudad: es en ese instante en el que la perfección adquiere otro carácter.
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“Todo lo que rodea al hotel es muy masculino, así que la idea era crear un edificio femenino, un hotel femenino. Todos los inversores tienen hijas y aman a las mujeres de una forma muy positiva y que busca empoderar, así que querían diseñar un hotel para mujeres. Es exclusivo pero hogareño al mismo tiempo, una bella dama”, expresa Pardis Kaskin, general manager de Grand Joanne, a Condé Nast Traveler Spain (Kaskin en todo momento se refiere al paraje como ‘ella’, y tanto por su filosofía, como por las diferentes historias que han ido cultivando su razón de ser, tiene mucho sentido).
Construido en 1890 como un hotel de lujo, el edificio que hoy en día encarna un acogedor hogar para viajeros y lugareños por igual, no había recibido un mantenimiento adecuado por muchos años. “La compañía Midstar AB lo compró en 2017 y después empezaron las remodelaciones. Aunque todo el mundo decía que era más fácil comenzar desde cero, queríamos mantener parte de su historia”, añade Pardis.
Un atisbo del siglo XIX está presente en su fachada. De hecho, el exterior se ve casi exactamente igual a como lucía en las décadas pasadas. Y al adentrarnos en esta ‘bella dama’, nos comentan que tanto la escalera, como la bodega del hotel (recientemente restaurada), son originales.
Que la bienvenida sea en español contribuye al arte de sentirse en casa. Oír “las estábamos esperando” es un mimo que nos conduce inmediatamente a la relajación. De hecho, la mayoría de los idiomas se hablan en este hotel gracias a su equipo perteneciente a países como Marruecos, Suecia, Kenia, Portugal, Argentina, Polonia, Sudáfrica, República Checa y Eslovaquia, entre otros.
Más allá de este valioso detalle, hay otro pilar que permite forjar un escenario hogareño: “Joanne es básicamente el espíritu, una inspiración, el alma de la casa. El hotel es un homenaje a una de las suegras de los inversores. Ella no suele mostrar demasiadas emociones, pero sí se emocionó mucho cuando lo vio”.
"Una mujer viajera, culta, madre, educada, integradora, que empodera a otras mujeres, y a su vez encierra valores de amabilidad con el entorno, con el vecindario, con el personal y con los huéspedes… Joanne”, expresa Kaskin.
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El hotel referente de la amabilidad en Copenhague y dog-friendly construye su propio estilo de vida a partir de 162 habitaciones, suites y un penthouse, un gimnasio con lo último en entrenamiento EMS, un estudio de yoga, tres salas de reuniones para juntas directivas y sesiones creativas, una bodega histórica y tres bares, uno de ellos en la azotea de la sexta planta.
Prácticamente todo lo que se necesita para aprovechar al máximo de una pausa social y gastronómica se halla en el restaurante Joanne's (disponible para el desayuno, almuerzo y cena).
Su concepto culinario se dedica a elaborar platos de inspiración internacional en los que abundan los sabores latinos, mediterráneos y la influencia asiática. La esposa de Jorge Marques, el chef ejecutivo, es oriunda de China, y por eso mismo dicha influencia ha calado hondo en la carta del hotel.
“Le dije al chef que no les iba a pedir un menú danés: os quiero a vosotros y a vuestra cultura en los platos”. Dicha inclinación se traduce en deleites como pimientos del padrón fritos con salsas de tofu y nueces; carne de ternera cocinada por seis horas, risotto con mashrooms y parmesano; y un cheesecake al estilo de La Viña de San Sebastián —al haber trabajado uno de los integrantes del equipo en Barcelona durante los últimos años, allí le compartieron la receta—.
Las creaciones que emanan pasión y sabor se complementan con la gloriosa posibilidad de desayunar hasta las 3 de la tarde: solo se puede esperar el paraíso de un hotel que te permite desayunar hasta dicha hora.
“Todo el mundo ama los desayunos buffet, pero pensamos que siempre te entra el pánico cuando te levantas a las 9.30, no quieres despertarte y luego tienes hambre a las 11 de la mañana. Así que optamos por ofrecer un buffet frío y luego un plato caliente. Puesto que nuestro desayuno está abierto de 7 a 3pm, migra de desayuno a almuerzo/brunch. Puedes conseguir una tortilla si quieres a las 2pm”.
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La perfecta cena de Navidad también aguarda en Grand Joanne con una cena de 3 platos y petit fours inspirados en los sabores de la temporada y un maridaje de vinos. Y si se trata de disfrutar año nuevo en Copenhague, las ostras, champán, el menú de 4 pasos y las vistas desde su azotea a los fuegos artificiales de Copenhague darán unas ganas infinitas de celebrar todos los años en este paraje que acaba de renacer.
¿Y si el lujo de los viajes están conformados por hoteles como Grand Joanne? De espíritu libre, con un guiño inequívoco al diseño y en consonancia con el barrio donde está situado: a solo dos cuadras del Tivoli, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo.
Nos despedimos del paraje sabiendo que volveremos, y al unísono con su equipo cosmopolita, coincidimos en que “valió la pena la espera”.
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